Esto lo mando Chufin en un mal dia de trabajo....
Agradecimientos a Javi por mandarmelo
ME CAGO EN TODO!!
Si ahora mismo cierro los ojos (cosa normal, pues tengo mucho sueño), mi negro, enfermo y podrido cerebrito evoca la siguiente escena. No soy Martin Luther King, pero podría aplicarme la frase "Tonight, I had a dream":
Nueve de la mañana (pasadas), llego a trabajar con muy mala cara, ojeras, arrastrándome hasta mi puesto de trabajo. Un día normal, en definitiva.
En la calle, un cielo plomizo que no cesa de descargar lluvia. Mi gabardina está completamente empapada. Farfullo al cruzar la puerta un "buenos días" o algo que se le parece, mientras me dirijo con paso cansado, pero firme y resuelto -la justicia guía mis pasos, en estos momentos soy una mera herramienta suya-, hacia los despachos de los grandes jefes. Bajo la gabardina abultada, se adivina la silueta de una recortada. Mis compañeros, por algún extraño motivo, parecen bastante felices, lo cual se me antoja extraño dado mi actual estado anímico de profunda tristeza y desazón. No obstante, pronto tendré motivos para sonreir.
Trato de entrar en la reunión del Comité de Dirección. "No se puede pasar", dice la secretaria, bloqueando el paso. La miro, comprueba la firme determinación que brilla en mis ojos, y se hace un lado. Creo que comprende lo que está pasando, y que hoy cambiarán muchas cosas. Asiento levemente con la cabeza a su interrogante mirada, ya sabe perfectamente a lo que he venido y tal vez se esté preguntando por qué me he demorado tanto tiempo.
Irrumpo en la sala de reuniones. Miradas de perplejidad y curiosidad se concentran sobre mi persona, y dan paso al más profundo horror cuando con un leve movimiento de la mano echo hacia atrás un costado de la gabardina y asoma la culata del arma. Gritos, movimientos atropellados, empujones, un pánico generalizado se extiende por la estancia.
Sin una palabra, alzo el arma. Los presentes retroceden con el terror asomando en sus rostros. Empieza el baile, al son de los acordes que marca mi instrumento.
¡¡TOMAD LO QUE OS MERECÉIS HIJOS DE LA GRAN PUTA!!
Alaridos de dolor y gritos suplicando clemencia llenan el aire, pero mis oídos son incapaces de percibir ninguno de ellos, tan absortos están apreciando la sinfonía de muerte que estoy ejecutando.
- ¡¡Piedad!! ¡¡Tengo mujer e hijos!!
¡¡BOOM!!
- ¡¡Por Dios, qué te ocurre!! ¡¡Tú eres un chico formal, serio y trabajador, tienes que parar esto!!
¡¡BOOM!!
- ¡¡Chaval, serénate!! ¡¡Vamos a revisar las condiciones tu contrato!!
¡¡BOOM!! ¡¡BOOM!! ¡¡BOOM!! ¡¡BOOM!!
Instantes después el recital ha terminado, el aroma a pólvora llena el aire de la estancia, y se entrelaza con el olor de la muerte que he tenido a bien dispensar. Sensaciones de euforia, bienestar y una profunda calma me asaltan por ese orden. Casi se puede palpar la sensación de JUSTICIA (con mayúsculas) que flota en el ambiente. Abrumado por las emociones tan intensas, me desmayo aparatosamente ante la mirada atónita (y también, supongo, cargada de admiración y respeto) de mis compañeros.
Una voz me llama:
"Despierta, Juan Ignacio"
"Despierta"
"Despierta ya"
"Abre los ojos-" (perdón, me he equivocado de película)
"DESPIERTA"
"DESPIERTA"
"¡¡DESPIERTA YA, GANDUL DE LOS COJONES!!"
Lentamente vuelvo en mí. No estoy tirado en el suelo junto a los cuerpos inertes de los altos directivos, sino volcado sobre mi mesa. La voz que oigo no tiene siquiera un leve matiz de admiración como podría esperarse tras mi valeroso acto, sino furia y abierta hostilidad, y corresponde a mi jefe. Los compañeros no me miran con respeto, sino con vergüenza ajena, desprecio y, en el mejor de los casos, lástima, mucha lástima.
- Qué pena de chico, con lo joven que es y tan castigado como está
- Estoy convencido de que tiene problemas con la heroína, esto no es normal
- No quería comentar nada, pero algunos viernes por la mañana le he visto entrar dando tumbos y apestando a alcohol
- A saber qué amistades frecuenta, el jodido melenas
Empiezo a sospechar que realmente me he quedado dormido y todo ha sido un sueño. La pesadumbre me asalta.
- Maldito holgazán, ponte a trabajar de una puta vez, voy a hablar con RR.HH. de esto, tu actitud es inadmisible, ésta es una empresa seria, bla bla bla-.-dice mi jefe
Concentro mi mirada en la pantalla. No puedo trabajar, no estoy anímicamente preparado. Entro en mi correo. Tengo uno de esos innumerables e-mail en cadena, y a falta de algo mejor que hacer lo leo. La misma mierda de siempre, que me deprime muchísimo más de lo que ya estaba empezando a sentirme, hasta que llego al final y observo las palabras que llenan el monitor:
"Mañana mismo, tus sueños pueden hacerse realidad".
"Mañana mismo, tus sueños pueden hacerse realidad"
"Mañana mismo, tus sueños pueden hacerse realidad".
"MAÑANA mismo, tus SUEÑOS pueden hacerse REALIDAD".
MAÑANA. SUEÑOS. REALIDAD.
Una leve sonrisa se dibuja en mi cara.
"¿Cuánto puede costarme una recortada?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario