Escalada

El otro día estuve escalando. Si, habéis leído bien, escalando. ¿y eso?

Era un tema del que siempre había oído hablar, y que me llamaba bastante la atención. Y tras varios intentos fallidos, el viernes fue el día. Hable con Rubén el jueves por la noche, y en vista de que el viernes no había ningún plan, pues a por ello.

Quedamos a las 10 en Manzanares el Real. Fuimos a la Pedriza, a hacer escalada de adherencia. No me voy a meter en tecnicismos, porque ni tengo idea, ni creo que la tengáis muchos de vosotros. Y además Rubén podría descojonarse de las tonterías que digo.

Nos pusimos a ello y subimos 2 paredes de 10 o 15 metros. Al principio, Rubén subía, aseguraba todo y luego íbamos Leonor (la novia de Rubén) y yo.
Cuando veías a Rubén subir, parecía bastante sencillo. Una vez que te pones, es mas complicado de lo que parece. No hay agarres para las manos (manos para el equilibrio), con lo cual todo tu peso lo apoyas en los pies. Y al principio es una rayada el pensar que todo tu peso lo apoyas en un pequeño resalte y en los pies de gato (zapatillas especiales para escalar). Me decía Rubén que apoyase todo el peso en un pie, estirase la rodilla, y apoyase el otro. ¿Todo el peso en un pie? Es extraño, pero es verdad.

La experiencia... Al principio acojonado. Una vez que te pones, piensas que te vas a pegar un talegazo importante. Pero luego, vas subiendo, y dices, "joder, esto esta entretenido" Y para alguien como yo, con un poco de vértigo, tiene bastante merito.

La verdad es que al principio, pensaba que iba a volver a escalar Rita, pero parece que engancha bastante. Así que habrá que repetir. Igual esto es el comienzo del Bure escalador. O igual a la segunda me doy cuenta que no es para mi, lo sabréis.

Por cierto, muchas gracias a Rubén y a Leonor.

Con Dios