jueves, 1 de noviembre de 2007

Camino de Santiago 10.Reflexiones


Estas son mis reflexiones del Camino. Están escritas al poco de volver (9/2007), con lo cual colocarlas en su justo contexto. No quería retocar nada, pero he eliminado un par de cosas (sobre la amistad y sobre sentimientos) que, por desgracia, han perdido sentido. El resto se ha quedado igual.

Todo esto surgió como una espina que tenia clavada. Apareció en el momento correcto, acababa de cortar con Ángela y estaba sin trabajo. Quería irme solo, pensar, estar conmigo mismo, tomar decisiones…
Y salió muchísimo mejor de lo que pensaba.

Físicamente muy bien. Pese a tener las piernas cargadas, he aguantado muy bien. Cuando hace dos años me volví para Madrid tuve con Rubén una charla sobre mi la capacidad de sufrimiento. En mi caso no muy fuerte. Pero en este caso me demostré que sabía sufrir, que sabía aguantar. Eso lo he mejorado con el tema de la oposición. Cuando tienes que correr, corres, no hay opción para llorar que te duele un poco la pierna. Eso me gusto mucho, y ahora, con el paso del tiempo, me siento orgulloso de haber hecho 350km en 5 días, de haber estado 5 horas encima de la bici. Pero eso es ahora. En el momento no.

El camino es un sitio especial. Un sitio increíble donde pensar, conocerse. La gente va de muy buen rollo en general. Me encanta, todo el mundo se ayuda, puedes hablar con todo el mundo, no se como explicarlo, pero cuando te conviertes en peregrino entras en un circulo de ayuda,
de buen rollo, un circulo especial.

Luego, yo, sobre mis pensamientos, muy bien. Me fui para pensar, y vaya si lo hice. Me conozco bastante bien, es algo que he trabajado mucho tiempo. Se porque hago casi todas las cosas que hago (cosa que no es muy habitual, la gente hace las cosas y muchas veces no sabe porque) Yo creo que no.
Se porque hago cada cosa, es algo que trabajo. También me gusta prever las consecuencias de mis decisiones, lo cual, en este caso me vino bastante bien. También me he dado cuenta que no tengo una vida tan complicada como para estar 5 días machacando. En algún momento le he dado muchas vueltas de tuerca a alguna cosa de forma innecesaria.

He pensado mucho en mi, en como soy (autoconocimiento), en lo que quiero ser (eso es lo que yo quiero ser, solo tiempo lo dirá) Me gusta como soy, aunque soy consciente de mis múltiples defectos, que día a día trabajo para mejorar.


¿Decisiones?
Muchas. Pero eso es cosa mía. He tomado decisiones importantes. Algunas que asustan por lo evidente que son, pese a las implicaciones que tienen. Algo que he tenido claro es que hay que luchar por lo que uno quiere, sea lo que sea. No hay que tener miedo (aunque se tenga), hay que ser valiente, si es lo que uno quiere. Hay que ser consciente de lo que se hace, valorar las consecuencias (creo que todo el mundo es libre en sus decisiones, pero responsable de sus consecuencias), pero si es lo que uno quiere, arriesgar. El conformismo te hará merecedor del premio de consolación.

Momentos malos, realmente malos, la llamada de Raúl el tercer día. Físicamente ha habido momentos muy duros. La pájara del segundo día, cuando me dijeron que me quedaban 6 km hasta el albergue.
La subida al Cebreiro, o un rato el ultimo día, cuando pensé que iba a nadar para morir en la orilla (cosa que me ha pasado ya en algunas ocasiones)

Pero sobre todo han sido momentos buenos. Cuando pienso en esas horas dando pedales, no puedo más que esbozar una sonrisa. Ha habido muy bueno momentos. El segundo día, tras subir la cruz de hierro, el silencio que reinaba era acojonante. La sensación cuando llegue la cima de
Cebreiro. El día 4, cuando estuve tirado en la cama del albergue, y en general todo y cada uno de los momentos que viví esos días fueron muy buenos.

Pero si he de elegir un momento, la entrada en la plaza del Obradoiro. Inenarrable. Como me sentí, que paz, que tranquilidad. Me hubiese gustado no salir nunca de allí, de esa sensación, de esa armonía. Durante una hora, el tiempo se paro, todo tenia sentido, todo era fácil e iba a salir bien… Esta sensación, con otras nociones la viví dos semanas después. Fue igual, tranquilidad, paz, y sobre todo felicidad. Como nunca había sentido. No se si tiempo se paro, pero para mi lo hizo. Hay momentos en la vida por los que vale la pena vivir, luchar por ellos, momentos que te dan una razón para vivir, para seguir, momentos que son la inspiración para seguir en la lucha. De esos momentos estoy hablando. Ha pasado el tiempo, y pasara mucho mas (e
so espero), pero nunca olvidare lo que sentí en esos momentos.

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