miércoles, 16 de enero de 2008

Segovia

Buenas a todos otra vez (definitivamente debo cambiar de saludo, siempre es el mismo)

Os escribo para contaros que el otro día (12/01/08) fue la tradicional comida de Segovia.

Al final fuimos: Javi, Elena, Quini, Pilar, Pablo, Marcos, Chufo, Laura, Quique y el que escribe.
Joan e Itziar causaron baja por problemas gripales de ultima hora.

Jugamos el partido, y nos dirigimos para allá. Como siempre, entre unas cosas y otras, llegamos a las 2 y algo.

De la compra se encargaron Laura y Elena, muchas gracias. Pero compraron bebida como si fuésemos 100, o unos borrachos (no se yo que impresión tienen estas chicas de nosostros, ¡¡¡¡compraron 5 botellas de ron!!!!).

La llegada, lo típico. Ensaladitas, patateo, poner la mesa. Javi y yo nos subimos a por el cochino y cordero (labor ardua y dura, nunca reconocida). Este año subimos con Marcos, ya que el ultimo año Chufo no paso el corte. Marcos no lo hizo mal del todo, pero hablare con Javi de su posible inclusión en el equipo. Cuando estábamos recogiendo el cochino, apareció Pablo.

Llegamos tras nuestra dura tarea, a eso de la 15:45 creo recordar.

Y nos pusimos a ello. La clásica comida de cochino, regada con grandes cantidades de vino, cerveza, champán, bayleis, copas, etc etc.
Para recordar el colega Fanfarria, que repitió 2 veces de cordero. Luego, que si las transaminasas altas...

Tras el copeteo, se propuso una partida de Chinchón.
Allí jugamos todos los presentes, excepto el señor Quintanar, que se fue buscar juncos (como suena)
La partido empezó como siempre, yo palmando (como parte de mi teoría de engordar al cerdo)
Pero una vez que me había salido, me di cuenta que la gente también tiene derecho a ganar alguna vez, así que deportivamente no volví a entrar, dejando lugar a que otros ganasen.
Y en este caso fue chufin el que ,he de decir que con gran acierto y dosis de suerte, les dio una pequeña paliza (evidentemente a mi no, porque me había retirado)

Yo tenia que trabajar al lado de Pedro Muñoz, así que me fui el segundo (Quique se fue a las 5, puñetas familiares). Recogí un poco, fregué algo (no muy bien según Laura) y a eso de las 20:00 emigre con destino Mota de Cuervo.
Tras mi vendrían Chufo, Quini, Pilar, Pablo y Marcos. Pero para esta historia, el siguiente post.

Muchas gracias a Javi por ceder el local y a Laura y Elena por hacer la compra.

Besos y abrazos

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