viernes, 19 de octubre de 2007

Camino de Santiago 7.Dia IV

Vuelve a llover toda la noche. Lo se porque no dormí apenas. Me levanto a las 7:30. Lo primero que hago es comprobar el estado de mis piernas. Sorprendentemente están bien. Sorprende porque por la noche dolían bastante, y porque no había descansado apenas. Pero estaban bien, y eso era una buena noticia. Coloco todas las cosas en la bici y me voy a desayunar. Hacia el típico día en Galicia. Nublado pero se veía que iba a abrir (o eso creía pensar yo) A las 8:30 estoy desayunando el clásico café con tostada y zumo. A las 9 estoy subido encima de la bici. Era martes, y en mis planes originales estaba llegar a Santiago el jueves, o el viernes en último caso. Pero era evidente que salvo desastre mayúsculo, el miércoles estaba en Santiago, y eso me animaba a seguir.

El plan del día era hacer unos 60 – 70, parra terminar el miércoles con otros 60. Me pongo en marcha a las 9, el día abre. Para empezar tenia unos 6 km cuesta arriba, sin mucha paliza. Lo llevo bien, la primera hora es la mejor, las piernas van muy suaves. Pero no todo iban a ser buenas noticias.

Explico una cosilla. Yo montaba con culote y maillot. Luego llevaba un cortafríos, prenda que realmente es un plástico con aberturas para que respire. Muy útil para correr (de eso lo tengo), y también en bici. Si hace frio o calor, las cuestas arriba iba sin cortafríos, solo con el maillot. O en el peor de los caos (si hacia mucho frio), lo llevaba abrochado hasta que rompía a sudar, momento en el cual me lo desbrochaba y me lo recogía en la cintura (todo esto sin bajar de la bici) El problema era las cuestas abajo. Si hace calor, puedes bajar bien solo con el maillot. Pero si hace frio, entre el sudor y el frio, se pasa mal. Y andar parando para ponerte y quitarte el cortafríos era un autentico coñazo, te cortaba el ritmo y no molaba un pelo.

Total que este día tuve muchos problemas con el tiempo. Pasaba en cuestión de 5 km, de hacer un calor infernal, o una niebla horrible o un frio superhumedo. Y lo que decía, un coñazo andar parando para tener que ponerte o quitarte el cortafríos. En algún momento lo pase mal, por el miedo a pillar un catarro a ultima hora (al fin y al cabo, pese a que el camino terminaba el miércoles, tenia la despedida el finde y no quería llegar malo) Al final monte todo el día con el cortafríos, sudando mucho y con mucho frio.

Mis piernas, tras la primera hora de alegría, se notaban cansadas. No así en culo, tema por el cual iba un poco preocupado pero no molesto en ningún momento (excelente sillín) Pero mis piernas si, estaban cansadas. No tengo prisa y sigo gran parte el camino (el camino es el mismo para todo el mundo, pero hay tramos que se va mejor por carretera y otros por el camino puro y duro, eso va por gustos) Terreno rompepiernas, muchas cuestas arriba cortas (de uno o dos km). A mis piernas les cuesta.

Luego empecé a tener problemas con el cambio. Hasta el punto que no cogía el plato pequeño (el que se usa para las cuestas) Sabia (o creía saber) como arreglarlo. Pero no sabía como podía ser el resultado, así que para 100 Km que me quedaban, preferí hacerlos sin plato pequeño, sufriendo un poco más.

Y como colofón a un día teóricamente tranquilo, pero que fue duro, muy duro, me caí. Estaba subiendo una cuesta y decidí cambiar al plato pequeño (tras mi caída decidí dejar de usarlo) y se salió la cadena. Lo puse, y me subí a la bici. Pero el cambio no cogía el plato pequeño y se volvió a salir. Y se cumplió la ley de Murphy. Nunca enganchaba los automáticos a la primera, mas que esta vez. Me vi parado, con los automáticos enganchados, dando pedales a una bici sin cadena. De chiste. Y pese a que ya tenía cierta experiencia con los automáticos y los saque rápido, no me dio tiempo a poner los pies y me caí. Bueno, una caída en parado no es tan mala, pensé. Pero joder, me había quemado la rodilla derecha (tenia una quemadura como una moneda de dos euros, pero parecía mucho mas porque sangraba bastante), y la mano izquierda llena de pinchos, ya que me caí en un zarza (siempre llevaba guantes, menos cuando los tenia que llevar) No me hice nada, pero me pase la tarde con un alfiler sacándome los pinchos. Mi rodilla estaba un poco hinchada, pero solo era el golpe. Seguíamos en el camino.

Y seguimos. Un par de bajadas con mucha niebla, mucho frio, un par de subidas duras, un momento en que dejar de ver flechas amarillas y pensé, que me había vuelto a perder, barritas para cuando flaqueaban las fuerzas, lo típico. Pase por lugares en los que ya había estado andando, y que me traían muchísimos recuerdos. Pese a que la etapa no fue muy agradable (muchas cosas en la cabeza, piernas cansadas) hubo algún momento muy bueno. Total, llevo unas 4:30 en bici y decido tirar a Melide, un pueblo a unos 20 km de donde estaba, donde se come el mejor pulpo del mundo (eso dicen los lugareños, y hasta donde yo se, es verdad) La ultima fase dura. Ya eran unas cuantas horas y mis piernas me decían que ni barritas ni pollas, que lo que querían era parar. Además, hacia bastante frio. Pero aguante y tras 5h 30 minutos y unos 80 km estaba en Melide. Nuevamente me venían muchos recuerdos (Esa cena a base de empanada, pulpo y ribeiro con Rubén). Lo que le gustaría esta experiencia a Quini, lo que me gustaría invitar a alguien al mejor pulpo del mundo en Melide… Eran las 3 y algo de tarde y había llegado. Veo un cartel Santiago a 50 km. Subidon, estaba a punto de conseguirlo.

La llegada al albergue regular. El día anterior había tenido mi propia habitación, y este albergue era tipo barracón. Encima estaba lleno de italianos (no tengo nada en contra de los italianos, pero no callan) Me agencio una cama, dejo mis cosas, guardo la bici y estiro bien. Los baños un poco lamentables. Compartidos (como todo el camino), pero cutres. Mixtos (sufre más el que mira que el que enseña, escrúpulos cero). El agua no sale muy caliente, pero bueno. Buen tiempo, fresco pero agradable.

Me dispongo a ir a comer pulpo. Llegue a la pulpería a eso de las 4:50. Le pregunto si dan de comer, y me pregunta que que quiero. Una pizza pensé en decirle, pero el colega no tenía mucha pinta de aceptar bromas, así que me la guarde para mi mismo. Le digo que pulo, y me dice que le queda algo. En la entrada del sitio hay un tipo con dos grandes ollas donde se cuece el pulo. A el se lo pides, y luego si quieres algo mas (cerveza, empanda, café o lo que sea), a la camarera. Le digo que una ración de pulpo que prepara en mi cara. Joder que pinta tenia. Me siento, pido una cerveza y pan. De 5 a 6 estuve allí, pegándome una paliza a comer pulpo de la hostia. No se si será el mejor pulpo del mundo, pero el mejor que he probado en mi vida si que es. El sitio se llama Casa Ezequiel.

Tras la paliza del pulpo, decido irme a echar un rato. Total, llevaba varios días sin dormir bien. Cuando voy camino del albergue me cruzo con Alberto. Me dice que tal, y me presenta un dos tipos y una chicha con los que había hecho esa etapa. Me tomo una cerveza con ellos, y se van a cenar. Me invitan pero paso, prefería estar leyendo el periódico, tranquilamente en el albergue, con mis cosas. Me dice que a que hora iba a salir mañana para ir todos juntos. Le dejo ver que no tengo ni idea, pero que prefiero ir a mi bola (no así, con mano izquierda) Se van a cenar, yo a echarme.

Las ocho y algo de la tarde. Me tumbo en mi litera (la de arriba) rodeado de italianos. La gente esta cansada. Alguno hablan en voz baja, otros leen, escuchan música, duermen. Tras echar un vistazo al periódico (el mundo creo, no había ABC) me tumbo. Es en esos momentos donde disfrutas del camino, lo que es. Estaba solo, a 50 km de Santiago. Estaba roto, me dolían las piernas, pero estaba en la gloria. Coloco en mi cabeza las pocas cosas que quedaban por colocar (tampoco tengo una vida tan complicada para estar 5 días machacando) Pienso sobre mis decisiones. Compruebo que es lo que quiero hacer. Que no se que deparará el futuro, pero se lo que quiero, y voy a luchar por ello (en ningún momento tuve dudas) Pienso en mi familia, en mis amigos, en Javi y Elena (colegas que se casan, vivir para ver), en mi vida, mis decisiones del pasado, en que mi vida va a cambiar (por la cuenta que me trae). Estuve casi una hora tirado, con el mp3, pensando, en la gloria. Una tranquilidad me abordaba, estaba orgulloso de lo que estaba haciendo, me sentía bien conmigo mismo, era un tipo feliz.

A eso de las 10 menos algo me levanto y me voy a compara algo para desayunar al día siguiente. Un zumo y un bollo. Decido salir a eso de las 9 de la mañana, levantarme a las 8 (ja, eso creía yo)

Vuelvo, me llaman por teléfono (bedajepon) y me dispongo a dormir…. O eso creía yo. Me echo a las 11, y a las 2 o así alguien se pone a roncar. Se me mete en el cerebro, y soy incapaz de dormir. Estaba suficientemente cansado como para dormir 3 días, pero los ronquidos del colega se colaban en la cabeza, y no puedo dormir. Pienso que aunque solo sea por cansancio extremo, acabare durmiendo. Son las 3 y sigo sin poder dormir. Pruebo con ponerme música, mal. Me pongo pañuelos en los oídos, nada. Busco otra cama libre, pero el albergue esta lleno, imposible. Salgo a la calle. Pienso incluso en dormir en la calle, donde hacia frio, pero reinaba el silencio. A las 4 de la mañana consigo conciliar el sueño… hasta las 6, que se levantan los primeros caminantes a preparar sus mochilas. Día 4, y pese a que tenia mucho cansancio acumulado, no había conseguido dormir mas que 3 o 4 otras… otra vez.

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