Hoy, haciendo mil cosas que tengo pendientes, por primera vez he sido consciente de que me piro. Estos últimos meses han sido largos (ha habido días que creía que no iban a terminar nunca), pero por otro lado han pasado volando. Como bien sabréis a estas alturas, en breve me piro.
Estoy muy animado, ya os iré contando como evolucionan las cosas por allí. Pero lo que ando es un poco triste por lo que renuncio. ¿Que a que renuncio? Realmente, mis amigos, mi familia, todo va a seguir aquí cuando vuelva.
Realmente lo que renuncio es al día día. Pienso que la vida en general es dura, y que los pequeños detalles son la sal de la vida. Lo que hace que valga la pena.
Y realmente es a lo que estoy renunciando. A comer con Ruben o Carlos, a las timbas en el piso, a los partidos del sábado o el domingo, a la ruta de los fines, a la comida de promociones, a las cañas del domingo, al granjero con Juan y Marina, al fútbol, a mi nueva vida con Miguel, a comer con mis padres...
Aunque Lituania esta aquí al lado, soy consciente de que me pierdo el día a día de todos vosotros. De como evolucionan vuestras cosas (hijos, parejas, trabajos, movidas). Y eso me entristece.
Me considero un tipo afortunado de tener tantos y tan buenos amigos. Y me entristece perder el contacto con vosotros. Al fin y al cabo, pago el teléfono que pago por no perder el contacto.
Aunque sigo convencidisimo de esto, hoy, ahora mismo, ando un poco triste.
OS VOY A ECHAR MUCHO DE MENOS, COJONES.
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